1973

Arte - 2001

Ingresé al mundo a través de una hendija. Aprendí a construir mi “realidad” mediante pequeños orificios que dibujan un universo inventado. No sé si estoy adentro o afuera, y esto no deja de parecerme una obsoleta invención.

Mis sentidos andan por ahí... en una casa, en una pared o en alguna vereda y hoy la traigo en una cajita.

1973 es en una instalación con carácter de intervención edilicia (Site-specific). Para su desarrollo me valgo del principio de la cámara oscura, principio esencial para la generación de toda imagen fotográfica. Este recurso despojado, lo invierto, transformándola en una cámara clara (grafico). Convirtiéndose el exterior en una gran cámara oscura, donde se proyectan imágenes simbólicas de un universo temporal.

En el interior de la cámara clara (grafico) se aloja una coronilla de flores naturales (en un principio frescas, luego se secan estabilizándose, ver foto del interior de la cámara) intensamente iluminadas y en continuo movimiento de rotación. La misma se encuentra sujeta sobre un pequeño molino de aluminio que a su vez se afirma a un diminuto rulemán, sosteniéndose el conjunto por medio de un eje amarrado a la caja. En la parte inferior de la cámara se halla un foco luminoso (lámpara halógena 300 w), que posibilita la proyección de la coronilla sobre la pared, así como también, la rotación del molino junto con la corona de flores, esto debido al calor desprendido por la fuente lumínica. El calor generado provoca corrientes de aire que circulan por las ventilaciones de la caja, brindándole movimiento al molino (grafico).

Frente de la cámara, en la pared, se halla impresa una fotografía (impresión directa), de una persona posando, la imagen utilizada es de tamaño natural escala 1:1. Me interesa posicionar a quien se enfrente con este trabajo, indagar en los mecanismos de la construcción de la memoria. 1973 se construye desde mi propia memoria superponiéndose con una memoria colectiva común a todos. Lo proyectado interactúa con las imágenes del muro en una continua tensión entre el adentro y el afuera, lo inmediato y lo mediato, el estar y él dejar de estar.

Ver para creer, todo puede fotografiarse y, en consecuencia, aquello que no se fotografía, no existe. La fotografía actúa como una segunda memoria es quien captura el instante para comenzar a construir el recuerdo.